domingo, 12 de xaneiro de 2014

Es un gran orgullo entrar en una institución tan prestigiosa

 

El oncólogo es el primer carballés que forma parte de la Academia

         
El oncólogo Alfonso Mariño Cotelo (Carballo, 1959) ha sido designado miembro electo de la Real Academia Gallega de Medicina y Cirugía, una institución fundada en el año 1831 y una de las más prestigiosas de España. El doctor recibió la noticia el pasado viernes por una llamada del presidente de la Academia, José Carro Otero. Ahora, pasa a ser académico electo hasta su discurso de entrada, que se producirá, probablemente, en el mes de junio.
 
"Es un orgullo enorme entrar a formar parte de un organismo de tanto prestigio», decía ayer Alfonso Mariño, que desde hace cinco años dirige el servicio de Oncología Radioterapéutica del Centro Oncológico de A Coruña. Un área que cubre a una población de más de un millón de personas, lo que significa miles de personas que luchan contra el cáncer día a día. El doctor destaca con humildad: «No me hubieran escogido de no haber estado donde estoy", en referencia a su lugar de trabajo. Eso si, explica que «hasta ahora no había ningún oncólogo radioterápico en la Academia, por lo que es una gran alegría que cuenten conmigo para este puesto», dice.
 
Por delante, el médico carballés tiene «una gran responsabilidad -afirma- ya que en esta institución hay personas de una gran talla intelectual, por lo que deberé estar a la altura». A partir de ahora, tal y como explica Mariño, deberá encargarse de organizar conferencias, reuniones y demás actividades en torno a su disciplina. Una responsabilidad que, por supuesto, también se convierte en una oportunidad. «Espero que mi nombramiento sea beneficioso para nuestro servicio. En la Academia son conscientes del trabajo que hacemos y esta es una forma de reconocerlo». Sin embargo, deja claro que su nuevo cargo no va a afectar a su actual trabajo. «La vida no me cambiará mucho», señala.
 
En sus 23 años dentro de la disciplina de la radioterapia, ha sido testigo de los avances que han contribuido a que el cáncer deje de ser un tema tabú. Un comportamiento que ha evolucionado en los últimos años. «Se ha progresado mucho en lo tecnológico. Actualmente estamos en una renovación constante y el porcentaje de curación ha crecido enormemente. Eso si, hoy en día debemos capear el temporal, porque la crisis está ahí y cuesta seguir avanzando». Después de todos estos años de trayectoria, Alfonso Mariño lo tiene claro cuando se le pregunta con qué cosas se queda de toda su experiencia: «Con la valentía de los pacientes, sin ninguna duda, con su fuerza y su lucha día a día».
alfonso mariño miembro electo de la real academia de medicina y cirugía de Galicia.

Un profesional muy vinculado a las entidades e instituciones de Carballo                   

Afirma que va a buscar en los archivos de la institución para confirmarlo pero, probablemente, Mariño es el primer profesional carballés designado como miembro de la Academia. «Sé que hubo un catedrático de otorrinolaringología, García González, pero creo que no llegó a entrar en la institución».
 
«Los que me conocen saben que no soy presumido, pero es una buena noticia para Carballo que me hayan elegido para este cargo». Alfonso Mariño siempre ha hecho gala de lo que significa ser carballés y lo reitera al hablar de su nombramiento. «Hay que tener muy presente esa "carballesía" de la que hablaba Alberto Sueiro hace unos meses. Nunca olvido el orgullo que supone ser de aquí».
 
Mariño cultiva ese sentimiento todo cuanto puede. Es frecuente verlo colaborando desinteresadamente con las instituciones locales, como es el caso del Centro Social San Xoán Bautista, donde todos los años aporta su sabiduría sobre el cáncer en las charlas que ofrece durante la Semana dos Avós, o a través de la junta local de la Asociación Española contra el cáncer, que preside su mujer, Ana Casais. Una trayectoria repleta de tantos éxitos como trabajo y reconocida, entre otros premios, con el galardón de Carballés do Ano en el año 2012, por su «xenerosidade, humildade e solidariedade», según el jurado, y que dedicó a su mujer y a sus hijos, Alfonso (fallecido en 2007) y Fernando.
 
 
 
 
 
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