mércores, 11 de maio de 2011

DONA ANA MARIA GUILLEN MADRIÑAN, EN XENTE DE AQUI, DE ALA E DE ACOLA.

Programa de entrevistas, en clave persoal, que emitirá BERTV-CANAL 31 a Televisión Local de Bergantiños. Dirixido e presentado por Xosé María Arán. Emitese o venres ás 21 horas e reponse o sábado e lún ás 12:00 e ás 16´30.

Emisión: 13-05-2011
Dona Ana María Guillén Madriñán.
Cee, 24 marzo de 1936.
Sus dos apellidos, Guillén y Madriñán, indican un inequívoco origen ceense. Y qué origen: un abuelo farmacéutico; otro, profesor en el Fernando Blanco; el padre, jurista y empresario que fundó los transportes Guillén, luego Finisterre, además de ser alcalde. Pero, guardando «mucho cariño» a la gente de Cee, se siente «carballesa al cien por ciento». No es extraño. Hasta aquí llegó con una hermana casada en el 40, y ella lo haría dos veces (la primera en el 64), porque dos enviudó, primero en el 76, y tras siete años, «sin esperarlo y tras mucho insistir el pretendiente» se casó de nuevo y así estuvo otros 19 años, con un capitán de la Marina Mercante y profesor de la Universidad Laboral.


Ana María nació hace «setenta y pocos años» en la alameda, en la casa que hoy ocupa la Escola de Música. Naturalmente, iba a la Escola das Nenas, casi al lado. Recuerda que tuvo una infancia «muy feliz», rodeada de hermanos. Ella fue la undécima de 14 vivos, cinco mujeres y siete hombres. Murieron siete.

El primer destino fue Santiago, precisamente con los hermanos. Todos los varones estudiaron: derecho, medicina, farmacia... Ellas, no. «Eran otros tiempos, a las mujeres les esperaba casarse bien, cocinar, las labores y el hogar».

En Carballo, dice, se hizo mujer. Personal y profesionalmente. Son muchos los que aún la recuerdan por su labor de concejala. Ella se define «de centro-derecha». Fueron 12 años con Sánchez Vilas, y pudieron ser más, pero al principio del cuarto mandato dimitió. Se ocupaba de diversas áreas, pero a la que más le dedicó fue a la de servicios sociales, así llamados hoy. «Siempre tuve vocación social, y quise ayudar a los demás». Ya le venía de atrás, por ejemplo de su vicepresidencia en Cáritas, de cuyo cese se enteró por una revista. Aún hoy no lo entiende.

La política, cuenta, le costó dinero. «Yo le pagaba a una chica para hacer las cosas de casa y yo trabajaba para el mundo. Pero no me importaba, me gustaba ayudar. Hice el bien a todos cuantos me lo pidieron, hicimos mucho y eso que teníamos un presupuesto bajísimo, 1.250.000 pesetas: casas en el Sixto, cuartos de baño... Pedía los materiales en algunos almacenes». Cree, y lamenta, que hubiese quien no le diese valor a lo que hacía. «Atendía a todo el mundo sin cobrar una perra». Los primeros seis años, cero pesetas. Después, 106.000 al año.

Más allá de su labor política, fue la presidenta fundadora del comité local de la Cruz Roja. Recuerda con especial cariño la inauguración de la plaza del mismo nombre, en un acto al que asistieron «decenas de autoridades, nunca tantas se habían visto», incluido el entonces presidente de la Xunta.
En la presidencia de la junta contra el cáncer llevaba 37 años, y lo dejó este año, quedando como vicepresidenta para dar el relevo. La edad, el cansancio, obligaciones familiares en A Coruña.

La primera mujer política,  1979,  Ana se presento por Unión de Centro democrático (UCD) pero también concurrieron a esas eleciones, Coalición Democrática (CD), formada sobre todo por Alianza Popular (hoy Partido Popular); Bloque Nacional-Popular Galego (BN-PG), hoy Bloque Nacionalista Galego (BNG); Agrupación Democrática Popular (ADP), sobre todo apollada por el Partido Comunista, y Partido Socialista Obreiro Español (PSOE).

En el Monte do Carme de Carballo viven muchas familias que, a la hora de recordar a las personas que les ayudaron a salir adelante y mejorar su situación, escriben un nombre con mayúsculas: el de Ana Guillén Madriñán. «Doña Ana», como se la conoce en la zona, fue concejala de Servicios Sociales en el primer gobierno municipal tras la aprobación de la Constitución que presidía el alcalde José Sánchez Vilas, de la UCD. Tal como cuenta ella misma, «eran otros tiempos». El presupuesto anual del departamento ascendía a 1.250.000 pesetas y, «aun así, hacíamos muchas cosas. En un año llegamos a arreglar 14 cuartos de baño», destaca, con una mezcla de nostalgia y satisfacción. «Si después de doce años, de no estar en el Ayuntamiento todavía se acuerdan de mi será porque mal no les hice», señala la que fue la primera mujer en una corporación municipal de Carballo.

La técnica que empleaba para apoyar a las familias más necesitadas era sencilla: «Pedir y pedir. Cuando me veían llegar a los almacenes de construcción ya me preguntaban qué venía a buscar y yo les contestaba que muchas cosas pero ninguna para mí. Me daban ladrillos, piezas de los saneamientos que sobraban y cosas así», recuerda.

Entre las empresas e instituciones que colaboraban con la causa, Guillén cita el Sindicato de la Madera de A Coruña y Cáritas: «Albino Torres y su mujer Claudina, que aún vive, nos ayudaron mucho, igual que Pepe Bazarra y un señor que se llamaba Julio Raso».

Las situaciones con las que se encontraba la concejala cuando se movía por las zonas más empobrecidas de Carballo, tampoco tenían nada que ver con las que hay hoy. «En una ocasión nos topamos con una familia de 14 personas que vivían todas en un hórreo y en medio de unas cuantas maderas», relata. En aquel momento, ver a una mujer de la élite económica y social coruñesa paseando por los caminos de barro del Monte do Carme no era algo habitual, pero Guillén, según dice, nunca tuvo el más mínimo problema. «Mi familia me apoyaba porque nosotros, aunque siempre vivimos bien, nos enseñaron a ser muy humildes. Mi abuelo era farmacéutico y su botica estaba siempre llena de personas necesitadas. Mi madre tuvo doce hijos, pero en casa, si matábamos tres cerdos, uno era para repartir entre los pobres».

La ex concejala considera que esta experiencia caritativa, de dedicación a los demás, que ella aprendió desde la cuna, les puede servir a los niños y jóvenes de las zonas para diseñar su propia trayectoria vital porque «la forma de ser de las personas depende de la manera en la que vayan criadas» y, en este sentido, se muestra como una firme defensora de la educación como pilar fundamental para salir de la marginalidad.

S.Garrido (LVG)- XMAR.

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