venres, 10 de xuño de 2016

Una Iglesia a pie de calle

José García Gondar, párroco de la localidad coruñesa de Carballo - FOTOS: ERNESTO AGUDO



Martina Kaplún, técnica en la Fundación Cruz Blanca: Nunca hablamos de trata cuando entramos a los prostíbulos»

 Martina Kaplún lleva cinco años trabajando como educadora social en la Fundación Cruz Blanca, de los hermanos franciscanos. Su trabajo es duro puesto que acompaña a las mujeres que ejercen la prostitución en las calles y los clubes de alterne. El objetivo de los progamas de esta fundación es ofrecer a estas mujeres protección, asistencia sanitaria, viviendas de acogida y programas de formación e inserción laboral para que puedan salir de esa situación de vulnerabilidad. Incluso muchas de ellas son víctimas de la trata de personas, el tercer negocio más lucrativo del mundo, después de la venta de armas y el narcotráfico.

«Es complicado entrar en los prostíbulos. Hay que ser muy diplomático y nunca hablamos de trata porque nos podrían denegar el acceso», comenta esta joven. El año pasado, esta ONG de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca, contactó a través de sus unidades móviles a más de 1.000 mujeres, de las cuales 400 recibieron algún tipo de recursos. «Es un proceso largo y lento pero vale la pena», sostiene.


La hermana Paqui Morales

Paqui Morales, Hogar de la Madre: «Los misioneros no se plantean regresar tras el seísmo de Ecuador»

La comunidad religiosa de la hermana Paqui –Siervas del Hogar de la Madre– representa a la perfección la ingente labor misionera de la Iglesia fuera de nuestras fronteras. Estas religiosas, cuyo apostolado se centra en la atención de los jóvenes, atraviesa un momento difícil. El terremoto de 7,8º en la escala de Richter se llevó por delante la escuela que estas religiosas atendían en Playa Prieta (Ecuador). Además murió una sus religiosas y varias personas resultaron heridas, entre ellas, la propia hermana de sangre de Paqui, que también es monja.

«Los misioneros siguen allí en medio del sufrimiento. No se plantean regresar porque saben que son necesarios, que es importante seguir haciendo presente a Cristo», comenta la hermana Paqui que a sus 38 años lleva 15 dedicada a la vida consagrada. Desde entonces, esta comunidad religiosa recoge fondos a través de la web www.hogardelamadre.org para volver a construir el colegio, donde estudian más de 410 niños entre los tres y los 17 años en situación de pobreza extrema.

José García Gondar, párroco de Carballo (La Coruña): «Soy un cura de parroquia para poder estar al lado de la gente»

El padre José García Gondar se describe así mismo con «un cura feliz». «Si tuviera que volver a elegir mi vocación sería otra vez un cura de parroquia para poder estar al lado de la gente. Lo mismo le ocurre a la mayoría de los curas que conozco», comenta el padre José García.
A sus 73 años, el padre José sigue siendo el párroco de la Iglesia San Juan Bautista de Carballo. Acaba de cumplir nada menos que 44 años al frente de esa comunidad cristiana. «Soy como el entrenador Cholo Simeone, reparto el juego», bromea.

Su parroquia tiene una enorme incidencia social y asistencial como la gran mayoría de las 23.000 iglesias que hay en España. Su labor caritativa permite ayudar y acompañar a más de 400 familias, ya que con la crisis económica los recursos estatales de los servicios públicos «han ido a peor». «He sido vicario general de la diócesis pero nunca he dejado de celebrar en la parroquia porque es mi vida. Me siento como en una gran familia», comenta el padre José, que después de media vida consagrada al ministerio sacerdotal acaba de publicar el libro «Soy un cura feliz».

Fuente. ABC

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