xoves, 24 de febreiro de 2011

O PROBLEMA DA FALA NO ENSINO.

Queridos amigos habitualmente me expreso en gallego, por ser esta la lengua que habitualmente utilizo, esto no quiere decir que no use también el castellano cuando así lo requiera la ocasión.

Entonces donde está el debate del problema de impartir gallego y castellano al 50% en la educación, pues si se me permite la licencia de pensar que en “la cabeza de los padres”.

Primero situémonos y sepamos donde estamos y quienes somos: Galicia es una comunidad autónoma española, situada al noroeste de la Península Ibérica y formada por las provincias de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra.

Imagino que hasta aquí todos de acuerdo.
Galicia posee unos 2,78 millones de habitantes (2008), con una distribución poblacional que aglomera la mayor parte en la franja entre Ferrol y Vigo. Santiago de Compostela es la capital de Galicia con un estatuto especial, dentro de la provincia de A Coruña.

El Estatuto de autonomía, en su artículo primero, define a Galicia como una nacionalidad histórica. Creo que hasta aquí podemos estar también de acuerdo, exceptuando a los de la denominación “La Coruña” por el problema del topónimo?.

Los dos idiomas oficiales de Galicia son el castellano y el gallego. El gallego es reconocido como lengua propia de Galicia en su estatuto, y tiene con el portugués un tronco común (galaico-portugués). La independencia portuguesa en la edad media favoreció la evolución del portugués y el gallego hacia lenguas distintas, ya diferenciadas en el siglo XV. No vamos a entrar en la profunda riqueza del gallego como idioma ya que cualquiera puede consultarlo tanto en internet como en cualquier enciclopedia.

Con el paso de los años el uso del gallego ha decaído en las zonas urbanas por la influencia del castellano. Aun así, es capaz de hablar gallego más de un 91% de la población, según un censo realizado en 2001. Es el idioma porcentualmente más hablado de entre los propios de las nacionalidades históricas de España. Actualmente gracias a la Ley de Normalización Lingüística (Ley 3/1983, de 15 de junio), (no vamos a hablar del famoso decreto que fué derogado), el uso del gallego ha aumentado considerablemente en la población como lengua más usada debido a su necesidad en cada vez más campos de la educación y del trabajo en la comunidad autónoma. El gallego posee un estándar elaborado por la Real Academia Gallega en base a su tradición literaria (el llamado famoso pacto de la concordia). El gallego contemporáneo, como lengua oficial, posee una variante culta que es empleada tanto en los medios de comunicación de Galicia como en la enseñanza primaria, secundaria y universitaria. El gallego es hablado por más de 3 millones de personas alrededor del mundo. En relación al número de hablantes, el gallego ocupa el puesto 146 en la lista mundial, en la que están incluidos más de 6.700 idiomas. ( Para que podamos tener en cuenta que existen más lugares y más idiomas...).
Entremos en faena.
En el momento en que la globalización y las reformas escolares ponen en el tapete la necesidad de mejorar las metodologías para el aprendizaje de idiomas, me parece oportuno comentar los puntos de vista del doctor Alfred Tomatis, plasmados en su libro “Todos nacimos poliglotas”.

El aprendizaje de idiomas, dice Tomatis, reposa sobre dos principios neuro-psico y fisiológico que él mismo estudió hace más de cuarenta años y que se relacionan con el funcionamiento del aparato auditivo. Hay muchos más estudios pero comentemos este…

Cualquiera que sea la estrategia pedagógica puesta en practica, no hay edad para aprender un idioma. El niño tiene un oído plástico, capaz de integrar todos los universos sonoros; ya sea el de su lengua maternal o el de una lengua extranjera. No hay razón para el que el niño no devenga un políglota o por lo menos bilingüe en algunos meses, si ciertas reglas de integración lingüística son aplicadas estrictamente por el medio familiar y social. Cuando los padres tienen lenguas maternales diferentes, es conveniente que se dirijan a su hijo cada uno en su propia lengua. El bebe sabe captar muy bien las diferencias pertinente de cada etnia. No se equivoca de canal fonológico, ni en el plano de la escucha ni en el plano de la reproducción de los sonidos que recibe. El bebé sabe ajustar su oído al universo acústico específico de la lengua que hablan sus padres. No hace ninguna confusión con la lengua social aprendida. Primero balbuceando y después poco a poco irá construyendo las frases que le permitirán expresarse correctamente.

En cualquier lugar donde se trate de aprender un idioma, en la escuela o en la casa, el problema es el mismo: el adulto debe hablar en su lengua de origen. Y si en el plano práctico, esta solución es imposible a realizar, especialmente con los profesores de idiomas, habrá que hacer uso de técnicas de integración que tienen en cuenta la información neuro-fisiológica específica del proceso de aprendizaje. El oído humano y los integradores neurológicos asociados (vestibular y coclear) son primordiales y debieran ser evocados permanentemente por el medio pedagógico.

La posibilidad que tiene un niño de poder familiarizarse con otro idioma desde su origen, es una suerte y no se debe dudar en aprovechar este recurso. Hablarle en dos lenguas o más, le permitirá no perder la capacidad con la cual todo ser humano nace.

Allá por los 70 los especialistas recomendaban lo contrario, explicaban que era necesario aprender primero una lengua para luego introducir la segunda, de lo contrario se suponía que ninguna de las dos se aprendía bien. Hoy se sabe que es todo lo contrario, neurologicamente el ser humano a lo largo de la primera infancia selecciona los fonemas (unidad de sonido más corto) y desecha los que habitualmente no utiliza. Los niños a los que se les enseñe un segundo, o más idiomas seleccionarán los fonemas de ambas lenguas, pero la frecuencia, familiaridad a partir de los diferentes vínculos y contextos que le rodean, determinarán que su lengua materna sea el idioma cotidiano e introducirán el otro idioma como segunda lengua. No será bilingüe porque su cultura e identidad y el de su grupo familiar es el que lo va a marcar.

Resumiendo, no hay problemas de aprender idiomas, el problema es el “cultural” de padres y administraciones, como bien sabido es “ el saber no ocupa lugar”, pues a aplicar el dicho y que los niños se empapen del saber y en cuantas lenguas mejor.

Adiós, adeus, bye-bye, au revoir….

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