“Oxy shot” la moda peligrosa de emborracharse inhalando alcohol
La última 'locura' de los británicos en Mallorca
La última y peligrosa moda que está arrasando en Mallorca se llama Oxy Shots. Procedente de un juego de palabras en inglés, del que resultaría algo parecido a “chupito de oxígeno”, el asunto trata de aspirar alcohol por un tubo –nunca mejor dicho- al módico precio de 4 euros. Para elaborar el trago se utiliza oxígeno en gas para convertir el alcohol en vapor, que se consume en una suerte de boquillas similares a las de los alcoholímetros.
Los Oxy Shots se comercializan principalmente en la zona turística de Magaluf, tradicional destino de turistas ingleses, tanto en bares como discotecas: “Los chupitos se empiezan a ofrecer a partir de las diez o las once de la noche, normalmente en terrazas o barras aparte. Casi todos los bares lo ofrecen desde hace tres o cuatro años”, explica a Efe un camarero del famoso local Punta Ballena.
Existen dos sistemas en función de cómo se impulse el chupito: uno que se vale de pequeñas botellas de aire comprido, a las que se amorra directamente el consumidor, y otro en el que la mezcla se produce dentro de una bombona de oxígeno grande de la que parten tantos tubos como bebedores dispuestos haya.
Bajo sospecha
En su página oficial de Facebook, los distribuidores aseguran que su consumo no provoca resaca en la jornada posterior, si bien no mencionan nada sobre los posibles riesgos que pudiese tener sobre la salud. No opinan igual en Sanidad, que ha venido advirtiendo en los últimos años sobre los efectos adversos de estos “chupitos de la risa”.
El Govern balear inició una inspección sobre el terreno de los expendedores de Oxy Shots y detectó, en primera instancia, graves deficiencias higiénicas tanto en los filtros como en las boquillas utilizadas. De este modo, la máxima autoridad balear ha informado que ha procedido a incautar todos los aparatdos de forma preventiva mientras investiga el origen del alcohol inhalado y determina si el empleo del material utilizado es adecuado, ya que es de uso exclusivo sanitario y bajo prescripción médica.
El 'eyeballing' o la moda de beber alcohol 'por los ojos'
Es la última locura entre los jóvenes ingleses y norteamericanos. La bebida les entra por los ojos, y no es una metáfora. Se separan bien los párpados, se colocan la botella de vodka en los ojos y la vuelcan. El alcohol entra en contacto directo con la retina, lo que provoca lo que llaman un "subidón" inmediato. Los efectos del alcohol se duplican en intensidad y rapidez, pero también sufren un intenso dolor y escozor.
link: http://www.youtube.com/watch?v=UVo-PxP6J1o
Tampones para emborracharse
Parece que hay una nueva moda que consiste en remojar los tampones sumergiéndolos en alcohol e introducirlos en el cuerpo. Ellas por la vagina y los chicos por el ano. Algunas veces están bastante tiempo con ellos dentro. Y, en ocasiones se introducen hasta dos tampones en el mismo orificio o en diferentes agujeros a la vez.
Esto es lo que hacen los chavales de muchos países con la finalidad de emborracharse sin que sus padres se enteren. La moda llegó desde Estados Unidos y se extendió a lo largo de América Latina hasta llegar a España.
Para ellos, es todo un ritual: mojar el tampón con el licor que les apetece, metérselo con su connotación sexual correspondiente y risas, sacarlo y volver a empezar hasta que boom, vas con el punto en menos que canta un gallo.
Es cierto que el alcohol sube más rápido que si es bebido, ya que las mucosas vaginales y rectales absorben más fácilmente las sustancias. Así que provocan un colocón más fuerte por su alta irrigación sanguínea. “De esta forma al llegar a casa los padres no pueden oler el aliento y descubrir el botellón” dice Elena, una estudiante que lo practica. Si a todo esto le sumas que los que lo practican no vomitan por más pedo que vayan, hace de esta practica algo ideal para ellos. Pero no hace falta ser un genio para darse cuenta de que impregnar de alcohol el ano y la vagina no puede es muy bueno. Elena, una chica de 16 años, nos cuenta que “era divertido y sexy, además yo hacia lo mismo que mis amigas. Lo hacíamos en el colegio y nadie se enteraba, pero cuando empezaron los dolores tuve que decirles toda la verdad a mis profesores. Fue vergonzoso y mis padres no se lo podían creer, el médico tampoco”
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