El acto se convirtió en un homenaje a Ponte Balboa, fallecido el lunes
La ausencia de José Manuel Ponte Balboa, histórico integrante del Padroado Fogar de Bergantiños que falleció en días pasados, marcó ayer el arranque de la entrega de los premios anuales de la entidad, pero el recuerdo de su sonrisa y su vitalidad animó a los presentes a no renunciar al carácter festivo de la celebración. Así, tras las palabras en su recuerdo pronunciadas por Josefina Rey Baldomir, presidenta del Padroado, y por el alcalde carballés, Evencio Ferrero, y del minuto de silencio en su memoria, que concluyó con un sonora aplauso, el programa regresó a su cauce habitual para reconocer a las personas y los colectivos más destacados del año pasado.
El sacerdote José García Gondar, carballés ya de «adopción e de corazón», como él mismo se definió tras 42 años ejerciendo de párroco en la localidad, recibió de manos del regidor el galardón que certifica esa condición. Rey Baldomir entregó a Xosé Pumar Gándara el premio al bergantiñán por su promoción de los «más altos valores culturais e literarios», que fueron sobradamente demostrados por el sacerdote en sus palabras de agradecimiento posteriores, y María Dolores Baluja Rozas recogió en nombre de los vecinos de Angrois el premio al gallego del año por su labor de auxilio a las víctimas del accidente del Alvia. La entrega la hizo el director xeral de Relacións Institucionais de la Xunta, Gonzalo Ordóñez Puime. Ese galardón fue compartido con el triatleta Javier Gómez Noya, ausente en el acto de ayer, pero que a través de una misiva se comprometió a visitar Carballo en el futuro para recoger un galardón que, según explicó, es un «honor y un orgullo». De forma simbólica, el vicepresidente segundo de la Diputación, Antonio Cañas Varela, hizo entrega de ese premio a Xosé María Arán, vicepresidente del patronato.
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