domingo, 30 de setembro de 2018

Ana Carrasco hace historia: primera mujer en ganar un mundial de motociclismo

Ana Cararsco se ha convertido en la nueva referencia del deporte femenino a nivel mundial al ganar el campeonato del mundo de Supersport 300. Es la primera mujer que gana un título mundial

Ana Carrasco, campeona del mundo. (@AnaCarrasco_22)


30/09/2018 13:25 - Actualizado: 30/09/2018 
Hace un año, en el circuito de Portimao, Ana Carrasco logró su primera victoria en la nueva categoría de Supersport 300. Fue un triunfo que pasó prácticamente desapercibido más allá de los medios especializados. Un año más tarde, Carrasco, después de ganar un par de carreras más y liderar el campeonato casi desde su inicio, se ha proclamado campeona del mundo de Supersport 300. Y esta vez la noticia dará la vuelta al mundo.
Carrasco logró el título de manera épica, por solo un punto de diferencia sobre el también español Mika Pérez y tras salir desde la 25ª posición en el circuito francés de Magny-Cours. Durante muchas vueltas tuvo perdido el título. Pérez y el neerlandés Scott Deroue luchaban por las primeras plazas mientras Carrasco rodaba al final del pelotón, la 20ª posición. Pero a ocho vueltas del final, todo empezó a cambiar. Deroue sufrió una avería y Carrasco comenzó su remontada. A cinco vueltas para el final aún era 19ª, pero logró cruzar la meta 13ª y sumar los puntos necesarios para superar a Pérez en un punto, que terminó segundo.
El triunfo de la piloto murciana es mucho más importante y trascendente de lo que a primera vista puede parecer. El deporte femenino siempre ha estado segregado del masculino. Las competiciones de motor son, seguramente, las únicas en las que las mujeres y los hombres compiten en igualdad de condiciones, sobre el mismo terreno y con las mismas armas. Por eso el título de Ana Carrasco marca una nueva referencia en la historia del deporte, y la murciana pasará a la posteridad como la primera mujer que gana un campeonato en disputa abierta con los hombres.
En el pasado hubo pioneras que estuvieron cerca del éxito, como Michele Mouton, con Fabrizia Pons como copiloto, que fue subcampeona del mundo de rallyes en 1982 y ganó cuatro carreras del Mundial. Ella fue, sin duda, la primera referencia. También fue inolvidable el triunfo de Jutta Kleinschmidt en el Rally Dakar de 2001, y notables pioneras como Taru Rinne y Tomoko Igata, en los años ochenta y noventa, que consiguieron los mejores resultados de una mujer en un gran premio motociclista: un séptimo puesto en una carrera del Mundial de 125. También María Herrera marcó un hito en 2013 al ganar dos carreras del Campeonato de España de Velocidad (CEV), antes de que este certamen terminara convertido en el FIM CEV Mundial Junior.
En el caso del motociclismo, algunas especialidades cuentan con campeonatos específicos para mujeres, como el motocross, el enduro y el trial, y también hay campeonatos nacionales femeninos, pero son cada vez más frecuentes las mujeres que se miden con los hombres de tú a tú, porque no se ven diferentes de ellos –y no lo son–, porque son como cualquier otro piloto del 'paddock'. Es imprescindible citar a Laia Sanz, múltiple campeona del mundo de trial y enduro femeninos, y destacada en el Rally Dakar –es la mujer que ha logrado la mejor clasificación final en la carrera–, pero el físico marca mucho las diferencias en las especialidades 'off-road' de moto. Siendo niña, en edad cadete (13 años), Laia batió a toda la competencia masculina en el campeonato de España, y siguió compitiendo a nivel nacional absoluto alguna temporada más, antes de centrarse en los campeonatos femeninos de trial.
En 2016, la finlandesa Kirsi Kainulainen, pasajera en el side pilotado por Pekka Päivärinta, ganó el campeonato del mundo de sidecares, convirtiéndose así en la primera mujer que logra un título mundial absoluto, aunque en este caso no se trataba de un título individual.
El año de la mujer
Ana Carrasco ha roto el techo de cristal del deporte femenino, y lo ha conseguido en 2018, un año clave para la reivindicación de la mujer. Desde el pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, se han sucedido e incrementado los movimientos y las acciones de las mujeres para conseguir el espacio que se merecen. Con su triunfo en el Mundial de Supersport 300, Ana Carrasco ha dado un nuevo impulso a esas reivindicaciones y ha demostrado a todo el mundo que la mujer no tiene techo.
Además, por encima de reivindicaciones de género, el éxito de Ana Carrasco es la recompensa al esfuerzo de una deportista que se ha sacrificado y ha luchado con humildad y dedicación. Ana forma parte de una generación de niñas que se enfrentaron sin complejos a un deporte que años atrás parecía destinado exclusivamente a los hombres.
"En las motos es difícil lograr buen material si eres mujer, confían más en un hombre"
Samuel Ruiz
La murciana volvió a inscribir su nombre en la enciclopedia de las dos ruedas tras imponerse en Portugal. Una consecuencia a una vida con mucho sacrificio en un mundo de hombres
Desde los cuatro años montó en moto, y en cuanto pudo compitió. Con 14 ya estaba en el CEV, puntuando, y en 2013 debutó en el Mundial de Moto3, donde logró una octava posición como mejor resultado. Es, después de las de Rinne e Igata, la mejor clasificación de una mujer en un gran premio. Los dos siguientes años fueron duros, con resultados pobres y un paso discreto por Moto3. Recogió velas y se concentró en el FIM CEV, pero corriendo en Moto2, donde tampoco le acompañó la fortuna.
Una situación así no resulta fácil para ningún piloto, y con frecuencia es sinónimo de declive, una palabra terrible cuando sólo se tienen 19 años. Ana Carrasco no se rindió. La nueva categoría de Supersport 300, encuadrada dentro del Mundial de SBK, el campeonato para motos derivadas de serie, le dio una oportunidad de reinventarse. Alejada de la atención mediática, con resultados discretos al inicio, pero totalmente confiada en sus posibilidades, Ana fue creciendo poco a poco en el campeonato.
Para algunos no dejaba de ser una exótica presencia en el campeonato mundial de velocidad más básico de cuantos existen, pero basta con ver cómo son las carreras de SSP 300 para darse cuenta de que, aunque se trate de las motos menos potentes de cuantas hay en competición mundial, también es la categoría más abierta y disputada de cuantas existen. Su victoria en Portimao en 2017 resultó espectacular, y la contundencia con la que se puso a mandar en el presente Mundial tras los triunfos en Imola y Donington es la constatación de su madurez deportiva. Es una merecida campeona.





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