domingo, 9 de decembro de 2018

El belén que todos quieren visitar en el barrio de A Milagrosa



VIDEO: FRAN PARDO.



CARBALLO / LA VOZ 


A José Manuel le encanta la Navidad. Desde niño, y siguiendo el ejemplo de su padre y abuela, monta cada año un espectacular nacimiento de más de treinta metros cuadrados, centenares de piezas diferentes, instalación eléctrica, hilo musical, fuentes de agua activas y hasta trozos reales de pan. Lo suyo es pura dedicación y entrega.
Comienza cada año alrededor del puente de Todos los Santos, y dedica desde entonces todo su tiempo libre a montar el belén en el bajo de su casa, en el barrio carballés de A Milagrosa. Dado que durante la semana vive y trabaja en A Coruña -es miembro de Artefíos, una asociación para la inclusión de personas con discapacidad intelectual- solo puede dedicarle a esta creación magna los fines de semana, pero los aprovecha al máximo. 
«Empiezo de atrás hacia delante, por tableros, y voy imaginándome en qué lugar colocaré cada cosa: primero las montañas, después el desierto, el nacimiento, los oficios...», dice el propio José Manuel, que confiesa no repetir los diseños de años anteriores.
Como novedad, estas Navidades ha incluido el Camiño de Santiago, la representación pictórica de la noche y el día y alguna que otra figura que ha querido renovar, como el pesebre, que era muy antiguo, o los camellos.
En primer plano de este enorme belén figuran los oficios artesanos más típicos de la comarca: el hilado con lino, con pequeñas miniaturas de los aparatos de tejido; la olería de Buño, con diminutos cuencos y jarrones de barro y piezas hechas a mano por su abuelo; el prolífico sector panadero, el eléctrico, o el carpintero. Está presente también la ganadería y el trabajo de la tierra. 
Todo tiene cabida en este nacimiento y, como las piezas que hay a la venta «son muy básicas», muchas se las inventa él mismo con los materiales que va encontrando por la casa o que le donan los vecinos. Presume orgulloso, por ejemplo, de un pequeño olivo y una aldeana con un cesto lleno de aceitunas.
Podría decirse que el de la casa de los Barreiro es algo así como un eco-belén, pues muchos de los elementos que utilizan en su colocación son reciclados o reaprovechados. Usan, por ejemplo, restos de las grandes alfombras florales que se colocan en septiembre por el barrio, viruta de carpintería, algo de musgo natural, cáscara de madera «que nos la dona la señora Chelo, una vecina de 86 años que también me trae restos de las alfombras»... En definitiva, es un trabajo de todos, un «Belén comunitario», como lo define Guillermina, la madre de José Manuel. Una vez finalizada la estructura, también es un vecino del barrio el que le echa una mano con la instalación eléctrica, que articula por debajo de la mesa para poder dar luz a los talleres artesanos y a las pequeñas casitas de los aldeanos. 
Siendo un proyecto global, no es de extrañar que cada año este bajo de Carballo se llene de curiosos que quieren echar un vistazo al Belén. «Vén ata xente da Coruña a velo, é unha pasada», reconoce Guillermina. Y para dotar a la casa de un mayor espíritu navideño -si cabe- suenan villancicos a todas horas y en el balcón del primer piso, donde tienen la vivienda, se han montado todo un despliegue de iluminación.
Y es que, además del nacimiento montado en el bajo, por todo el piso hay pequeños detalles navideños, como una antiquísima escultura de los tres Reyes Magos -de la que ni Guillermina es capaz de determinar su fecha exacta- un árbol con un montón de regalos en su base, una terraza con grandes bolas de luz o una nutrida colección de tazas con temática navideña. «Me chifla», concluye José Manuel. Es evidente.

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