Confesó que se siente culpable de haber contagiado a su mujer y a su hija mayor
Foto: Ana García
T. LONGUEIRA
CARBALLO / LA VOZ 15/05/2020
José María Arán Rodríguez (Carballo, 1964), vicepresidente
del colectivo antidroga Vieiro de Carballo, atisba por fin el final del largo
túnel tras dar negativo en la prueba PCR a la que fue sometido estos días y
espera recibir el alta médica definitiva a lo largo de la jornada de hoy tras
65 días enfermo de covid-19. El suyo fue el primer caso diagnosticado en la
capital de Bergantiños.
«Esta enfermedad me ha hecho cambiar mi filosofía de
vida, creo que hay que priorizar lo que es importante y tomarse las cosas con
más calma», apuntó ayer. Arán fue a urgencias del centro médico carballés el 12
de marzo con sintomatología compatible con el covid-19. Pero lo mandaron para
casa. Cinco días después ingresó en el Chuac de A Coruña, donde permaneció una
semana en planta antes de regresar a su domicilio, donde siguió en aislamiento.
«Fui en mi coche hasta A Coruña porque la doctora que me atendió en urgencias
en Carballo así me lo recomendó, en contra de los protocolos establecidos. Por
entonces las indicaciones eran de continuar confinado y aislado en casa y si
los síntomas se agravaban, había que llamar al 061 para que te vinieran a
buscar. Gracias a aquella doctora la enfermedad no fue a más y me permitió, por
lo menos, quedar ingresado en planta y no tener que ir a la uci». En el
hospital estuvo hasta el día 24.
Eso sí, a Arán se le diagnosticó una neumonía bilateral por
covid-19. Y, claro, lo primero en lo que pensó fue en su familia: «Mi mujer y
mi hija mayor dieron positivo y a la pequeña, a día de hoy, no se le realizó la
prueba. Y sí, me siento culpable por haber contagiado, sin querer, a mi mujer y
mi hija mayor». A día de hoy, el vicepresidente de Vieiro desconoce cómo pudo
contraer el virus: «La verdad, no lo sé».
Sus primeros días en el Chuac estuvieron marcados por el
miedo: a que la infección avanzara y a perder a un ser querido por un contagio.
«Si a todo eso le sumas las noticias diarias sobre las cifras de muertos en
España, que había contagiado a mi familia y que por aquel entonces se cambiaba
de forma habitual los procedimientos debido al desconocimiento que había del
virus, imagínese lo mal que lo he pasado».
Arán Rodríguez, como su familia, siguió confinado en casa
todo este tiempo: «Yo en una habitación y mi mujer, mi hija mayor y mi hija
pequeña, en otras, todos aislados. En mi caso, la comida me la dejaban en la
puerta de mi habitación para evitar contagios. Aquí todos, incluida mi hija
pequeña, de la que no sabemos si tuvo, o no, el virus, hemos permanecido
confinados y aislados hasta ahora».
Reconocimiento
Arán asegura que nunca sintió el rechazo de la
gente por haber enfermado, sino que está agradecido por el trato recibido:
«Nunca he tenido, ni mi familia tampoco, esa sensación de rechazo por ser enfermos
de coronavirus. Vivimos en una parroquia de Carballo y los vecinos siempre nos
ayudaron en todo lo que precisamos. Solo tenemos palabras de agradecimiento
para todos».
Un agradecimiento que el vicepresidente del colectivo Vieiro
trasladó a todas aquellas personas que a lo largo de este duro aislamiento se
pusieron en contacto con él y su entorno para conocer su evolución y que hizo
extensible a todo el personal sanitario que los atendió: «Recibí muchas
llamadas telefónicas, mensajes de wasap, a través de las redes sociales...
Incluso se puso en contacto conmigo gente que no me lo esperaba, aunque también
me faltó alguna llamada de ánimo de alguna persona que sí me esperaba. Pero eso
supongo que pasa siempre en estos casos», comentó.
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