Dirigido y presentado por Xosé Mª Arán Rodriguez. Se emitirá el viernes 04-02-2011 a las 21´00 horas y se repone el sábado y lunes a las 12´00h. y a las 16´30h.
JESUS BELLO MATO:
Emisión: 04-02-2011
Nacido en Cances y ordenado hace medio siglo, es el cura de Berdillo y Artes, tras ejercer buena parte de su vida en Potosí.
Acaba de celebrar las bodas de oro en el sacerdocio. Él, y otros 32 compañeros del arzobispado de Santiago. Cincuenta años de ministerio, que se dice pronto y en cuatro palabras, pero que es toda una vida. En realidad, y en su caso, dos vidas. Una, la española, relativamente corta, al principio de su sacerdocio y en esta última fase de su trayectoria. Otra, larga (35 años), intensa, apasionante, distinta y lejana. En Bolivia, un país al que llegó en el 62, cuando casi no sabía dónde quedaba. Hoy lo echa de menos.Si, a veces, lo que pasa en un solo día ya da para un libro (véase el Ulises de Joyce), narrar en unas pocas líneas los episodios de su aterrizaje y despliegue en un lugar tan distante daría para varios. Podría hacerlo, como por cierto hizo su hermano (nacidos en Cances, eran 12, quedan ocho) Ricardo, cura también, a propósito de las viejas costumbres rurales.
La historia de Jesús tiene fechas clave. El nacimiento, 27 de enero del 31. La partida a Bolivia, el 8 de diciembre del 62, y el regreso, el 27 de abril del 97.
Hasta que se fue estuvo de cura en Tabeaio. Después, en casa de su hermano Ricardo en Bardaos, donde oficiaba. Fue desde esta parroquia de Tordoia de donde partió realmente, en un autobús hacia Santiago, puesto para un acto de recepción a Franco, y de ahí a Vigo, y de ahí en barco, el cabo San Roque, uno de los dos últimos de pasajeros hacia América, travesía de 16 días. Llegó en Nochebuena. Jesús podría narrar aún, casi por horas, todo lo que vivió estos días. Arribó a Buenos Aires el 24 de diciembre, vaya fecha. No le agradó, porque en en la casa sacerdotal en la que durmió nadie celebraba la Nochebuena, primer impacto. Iba con otro cura gallego y unos veinte españoles. Había mucho que hacer en América, y el Papa había pedido colaboración a la Iglesia española.
Salió el día 2 de enero del 63 para Sucre, en Bolivia. En avión. En los 35 años que le quedaban por delante, solo regresaría a España tres veces. Y con pocas ganas.
En Sucre descubre un país con muchas necesidades de todo tipo. «Pero tampouco o contraste foi tan grande, nós aquí tampouco tiñamos moita riqueza». Sí observó grandes diferencias. Fue muy bien acogido, y eso que los españoles por allá no tenían muy buena fama. Ni los americanos.
Sus primeros tres años fueron más bien de labor de seminario (también de ejercicio, por ejemplo en la parroquia de san Roque), formando a futuros curas. Cuando llegó, solo había uno. Hoy, diez, y en todos los casos los futuros sacerdotes tienen como mínimo el bachillerato o son universitarios. Lograr esto fue una de sus misiones, y la de otros muchos como él.
Tras Sucre, Potosí, el mítico lugar minero, tan historiado sobre todo desde los ojos de los conquistadores. Era aquí donde realmente el nombre de español no tenía buena fama. Fueron 32 años en dos parroquias, San Pedro y, sí, otro San Roque. Como antes, como el barco, desde luego el nombre de este santo le ha marcado.
La Iglesia que conoció en América tenía sus perfiles muy definidos: «Era a de axuda ao home que vivise a súa espiritualidade». Lo cual llevaba a tratar de vivir con justicia y esto, a su vez, a avanzar en el desarrollo humano. Los curas, otros, él, actuaban: «Procurábamos que todo surxise da base. Creábamos espazos de reflexión. ¿Que esclavizaba? ¿Que situacións de dependencia había? A xente ía tomando conciencia». Fueron años intensos, incluso con ciertos riesgos. Las mujeres empezaban a tener voz. También la propia, el quechua. Las autoridades indígenas recuperaban (empezaban a) su papel en el grupo. De estos mimbres salió gente como el actual presidente, Evo Morales. Jesús Bello no lo conoció personalmente, pero sí a su entorno.
Los tiempos van cambiando. Hoy, Bolivia es otra, pero lentamente: «Hai un intento de que estes países que son tan ricos podan chegar a revertir no seu propio pobo, aínda que é difícil, porque as empresa van alí a sacar cartos, non a desenvolver o país».
Y en el 97, regresó. «Díxenlle adeus a Bolivia con moita dor». Vio que su labor estaba bien encarrilada. Aunque intentó volver. De hecho, pasó allá un año, mantiene el contacto continuo, han venido a verle, incluso gracias a una colecta. Los lazos son fuertes.
La vuelta no fue fácil. «Atopei isto moi descoñecido. Causoume máis impacto o que vin ao volver de Bolivia, que cando cheguei aló». No encontraba respuestas. No entendía ciertos comportamientos, la situación social no tenía nada que ver con lo aprendido.
Aquí, mucho conformismo; allá, participación y acción. Allá, los jóvenes ocupan un papel relevante en la sociedad. Aquí, encontró a muchos con «escravitudes, dependencias, terribles, e ninguén fai nada. Hai que ser suxeito, non obxecto». Otra realidad: «O que alí se pide como acto de xustiza, aquí parece un favor». Entiende que algunas de sus frses suenen ajenas: «É que hai que estar alá para comprender ben isto». En Potosí, los colectivos discuten qué se hace, cómo se hace, cuáles son las necesidades. Así van naciendo barrios, surgiendo servicios. Con dificultades, pero surgen. Él habla especialmente de uno: Las Delicias. Partió de la nada, y hoy es lo que su nombre indica.
Bello vive en Carballo, en el epicentro casi perfecto de sus tres parroquias: Berdillo y Artes, donde oficia, y Cances, de la que es natural y a la que acude con frecuencia. Sus ritmos ya son otros; «É a vellez, un vaise resignando». No tiene un rincón especial. De tenerlo, estará al otro lado del Atlántico, en ese país que no tiene mar y sí recursos. Así que se fotografía junto al carballo de Vilardefrancos, en Artes, uno de los elementos naturales de mayor singularidad de Bergantiños, por su porte, leyendas e historia. No sería descabellado afirmar que tal vez empezó a brotar cuando los conquistadores españoles partían hacia América. A lo mejor vuelve allá: «Non descarto volver e quedarme para sempre». Ya se entiende.
S.Garrido (LVG).
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